domingo, 17 de octubre de 2010
La palabra
Escribo que escribo. Escribo que escucho, escucho que escribo. Escribo que bebo, bebo lo que escribo. Y de repente, una idea, flotando por el cuarto blanco, volando lerda, paciente, como detenida en el tiempo, llega a mi cabeza. Se introduce lentamente, como si no quisiera, como si le costara trabajo, por un oído y luego por el otro hasta que logra entrar. Se introduce en esas células, camina al ritmo de las descargas eléctricas por las que se trasmite la información. Muta, se transforma, se le añaden recuerdos, lecturas, vivencias, vicios y prejuicios, se le extraen otras partes adheridas sólo débilmente. Finalmente, algo medio concreto, algo que se puede llamar pensamiento y posteriormente palabra.
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interesante recorrido de la concepción... gracias x compartirlo..
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