miércoles, 26 de mayo de 2010

De amores y reflejos

Capítulo 1. Un truco mental.
No eres tú... Es un truco mental, me doy cuenta. No eres tú, sino los momentos de lucidez que provocas en mi mente... como si fueran sucios trucos mentales. Es tu música la que habla de un vagabundo, la que dice acerca de no tener miedo, y acerca de qué sería la vida sin algunos errores. Enseguida me muestras una fotografía donde, por intervención de misteriosa magia tecnológica, tu imagen se confunde con el tronco de un árbol, como si nacieras de él. Luego, parece que me hablas de libertad, más bien es libertad lo que entiendo cuando hablas. No eres tú, sino lo que mi mente refleja en tu mirada.

Capítulo 2. De mujeres mezquinas y hombres violentos.
Soy mezquina: así como algunos hombres no son capaces de amar a una mujer más que violentándola, así algunas mujeres no somos capaces de amar a un hombre más que tomando su aliento, cortando sus alas, quitándole la poca libertad que han podido arrebatar a la sociedad (al alquitrán social).

Capítulo 3. Tu aliento.
No tengo derecho a tus alas, ni a tu aliento, no obstante intento apropiarme de tu individualidad porque tengo miedo a tomar la mía. No tengo la paciencia para esperar a estar al borde del abismo, tampoco la confianza de que, llegado el momento, seré capaz de lanzarme, sin más escudo que mi corazón y mis palabras. No tengo la confianza de que, una vez viendo de frente el abismo, pueda lanzarme y no regresar cobardemente a abrazar las tradiciones, tomar a alguien como esposo para darle a cambio mi vientre para que reproduzca en él a su especie.

Capítulo 4. Las (mis) batallas.
Me rehúso a quitarte tu ánimo, ese que tanto te cuesta recuperar cada vez que despiertas por las mañanas. No quiero tu aliento, sino el mío. Y ello implica una lucha contra ti, contra esa mitad de tu cuerpo que sigue metido en el alquitrán; y contra mí, por reprimir la mujer-niña que se cruza de piernas cuando se sienta, que usa tacones y que se viste con colores que le sientan bien a su color de piel.

Post-scriptum.
No sé si lograré ganar esa guerra... pero sé que puedo decirte que tu aliento debes de conservarlo para ti.